Firmas de trazos firmes
Septiembre, mes sin días festivos, tiene desde el lunes 26 el suyo propio. Décadas de guerra le dan paso a una sincera esperanza materializada en dos rápidas firmas de trazos firmes. Un poco atrás eran testigos numerosos jefes de Estado, de Gobierno, un rey y representantes de organismos internacionales. Un rato después el jefe de la guerrilla marxista más recalcitrante y vieja del continente hablaba de perdón de corazón e invocaba a Dios como guía del camino que se comprometía a seguir, esta vez combatiendo en la arena de las ideas. De lo mismo habló luego un presidente salido de rancia cuna paramuna, político de profesión, jugador de póker. Como se ha dicho tantas veces, la paz se firma entre enemigos. Algo, sin duda, no volverá a ser lo mismo en este país del Sagrado Corazón.
Con las redes sociales a punto de colapsar, por curiosidad y gusto revisé distintas opiniones y comentarios en todo tipo de foros. Hasta tuve chance de enviar uno que otro tuit. No habían pasado más de unos pocos minutos cuando empecé a recibir respuestas en tono agresivo de personas que no conozco y no me conocen, en las que me acusaban de ingenuo enmermelado bobo, bruto, pendejo y sapo mamerto comunista. Por otro lado, igual encontraba mensajes de personas pidiendo cárcel y destierro para los contradictores del acuerdo, a quienes calificaban de paracos, narcos, ardidos, guerreristas, reaccionarios y retrógrados. Recordé en ese momento que la semana pasada hasta piedras hubo en un encuentro entre partidarios de los bandos dispares en el proceso de refrendación de estos acuerdos. Recordé entonces las palabras del presidente Mujica, quien con su canosa sapiencia llamó la atención sobre lo cerca que estamos los colombianos de la esquizofrenia. Contuve entonces las viscerales ganas de sumarme al coro de agravios y recordé, para bien, que la democracia consiste en convivir y respetar la diferencia de criterios.
Convencido entonces en y por la democracia, es gustosa obligación el respetar al contrario y sus ideas. Flaco favor le hacemos al país que esperamos reconstruir y celebrar, si le negamos la oportunidad al debate argumentado, a aprender del disenso, a que el “otro” es también un “yo”, y que el domingo a las 6:00 p.m., independiente de lo que pase en el plebiscito, todos vamos a respirar el mismo aire y ver la misma luna. Me rehuso a, en nombre de la paz, declararle la guerra al que no piense como yo.
No más balas y no más insultos. Yo voy a votar por el Sí con firmeza, y con esa misma firmeza defiendo el derecho de votar por el No de quienes así lo consideren. Esta no es una lucha entre enmermelados mamertos ni guerreristas retrógrados. De hecho, no deberíamos llamar a esto una lucha. Esto es debate democrático entre colombianos. Firmo con firmeza que en el respeto a la diferencia vamos a vencer la esquizofrenia.
Y ojo, que eso implica dejar la flojera y salir a votar el domingo. Lo del Twitter no cuenta para la Registraduría. El que vale es el tarjetón marcado. Pilas pues.
asf1904@yahoo.com
@alfredosabbagh
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